¿Qué es la fascia?
Nuestro cuerpo está formado por todos los elementos que hemos aprendido en el colegio (músculos, huesos, nervios, venas y arterias, órganos, etc.), pero no es un puzle inconexo. Cada elemento está envuelto, protegido y a la vez comunicado por una compleja
red de membranas que comprenden desde lo microscópico hasta lo más robusto, y que son continuas desde las extremidades hasta la cabeza. Estas membranas, las fascias, retienen y orientan los músculos para hacer más eficaz el movimiento, permiten el deslizamiento de las distintas unidades corporales unas respecto a otras, mantienen los órganos de la cavidad abdominal en su lugar asegurando a la vez su movilidad, canalizan el riego sanguíneo y las conexiones nerviosas, y de esta manera
son claves en la coordinación, nutrición y depuración de cada parte del cuerpo. Constituyen el llamado tejido conectivo, que es el responsable de lo que todos intuitivamente sabemos:
todo en el cuerpo está conectado.
¿Cómo se lesiona la fascia?
La fascia es un tejido muy activo, en continua regeneración. Se orienta y organiza en función del
movimiento. En las zonas y direcciónes en las que el cuerpo se mueve, la fascia es más delgada y elástica; en las direcciones en las que no hay movimiento, se densifica, se deshidrata, se adhiere. La fascia es la responsable de la cicatrización: por eso limitamos la movilidad del los tejidos ante un corte, fractura o rasgado, hasta que se restablezca la continuidad del tejido. El nuevo tejido de unión,
la cicatriz, permite la función corporal, pero siempre es más denso, rígido y caótico que el tejido original. La recuperación del movimiento normal será lo que permita que la cicatriz se reoriente hasta funcionar de nuevo de manera óptima. Por eso necesitamos rehabilitación.
Pero la fascia no distingue entre inmovilizaciones terapéuticas y vicios posturales... si mantenemos una
postura incorrecta durante demasiado tiempo, incluso de manera discontinua, nuestro cuerpo se amolda a ella hasta que llega un momento es que no podemos deshacerla: la fascia se ha endurecido, y crea una zona de tensión. A partir de aquí una cadena de tensiones anómalas a través de la red fascial puede hacer que aparezca dolor o incapacidad ante determinados movimientos, incluso en una zona alejada del foco original.
¿Qué es la inducción miofascial?
Andrejz Pilat, profesor en la Escuela de Fisioterapia de la ONCE, asociada a la Universidad Autónoma de Madrid, ha desarrollado un conjunto de técnicas basadas en la capacidad de la fascia de revertir de manera espontánea sus propias lesiones si recibe una estimulación mecánica adecuada. Es una disciplina con
rigurosas bases científicas y en rápido crecimiento.
Un terapeuta entrenado es capar de percibir con sus manos las zonas de tensión debidas a restricciones fasciales en tejidos a veces muy profundos. Las técnicas se basan en
mantener de forma manual el tejido en su barrera de movimiento, de manera que el cuerpo percibe que existe una anomalía y actúa en consecuencia, permitiendo que la fascia recupere su hidratación, elasticidad y orientación óptimas. De esta forma "induce" una respuesta en los tejidos, que resulta en una liberación del movimiento. Las maniobras son tan sutiles que a menudo el propio paciente no percibe de manera consciente más que cierta movilidad interna, pero son de una eficacia sorprendente.
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